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¿Cómo fue el Argentina-Suecia del 2002?

Bielsa, Verón, el tiro libre de Svensson, las madrugadas, la crisis del 2001...Repasamos un juego clave en la historia moderna del fútbol argentino. La prematura eliminación de la Albiceleste luego de llegar como candidata. 



Se dijeron muchas cosas, se han escrito líneas y líneas acerca de la eliminación argentina en Japón-Corea 2002, pero aquel juego decisivo ante Suecia ha quedado en la bruma del inconsciente colectivo. Horarios incómodos, una frustración enorme y el deseo de olvidar rápidamente aquella pesadilla generó que se volviera bastante poco a recordar aquel encuentro en su integridad. 

Ese match, aunque en verdad toda esa primera rueda argentina en la Copa del Mundo, terminó por dividir los tantos entre bielsistas y antibielsistas. Muchos jamás saldrían de su postura. Casi como una afinidad política, ese encuentro sería magnificado por uno y otro banda. Para los seguidores del rosarino, Argentina fue ampliamente superior en el desarrollo y careció de suerte. Para los contrarios al ex Newell´s, el equipo fue reiterativo, monótono y previsible. Pero, ¿qué pasó aquella tarde de Miyagi y madrugada argentina?

Algunas consideraciones previas

Argentina llegaba a ese tercer partido con la urgencia de necesitar un triunfo en caso de que Inglaterra sumara puntos ante la ya eliminada Nigeria, cosa que efectivamente ocurrió. Los de Bielsa habían derrotado a las Águilas por 1-0 y caído ante los europeos por el mismo marcador. 

En la previa del debut ante los africanos Roberto Ayala se desgarró y fue una baja muy sensible para el equipo. Recién podía volver en la siguiente instancia en caso de que Argentina lograra pasar de grupo. 

Bielsa cambiaba algunos nombres antes del juego decisivo: adentro Chamot por Placente, Almeyda por Simeone, Aimar por Verón y Claudio López por el Kily González. Pese a los debates, Batistuta -autor hasta ahí del único gol del equipo- seguía estando en la consideración por delante de Crespo. 

El planteo inicial de Argentina


Argentina 2002 - World Cup - Football tactics and formations


Argentina salió a jugar aquel partido con el esquema habitual de aquel ciclo: 3-3-1-3, aunque los cambios en algunos interpretes le daban una fisonomía distinta al equipo. Uno de los aspectos interesantes a señalar es que un lugar común indicaba que Bielsa era inflexible con el esquema y que sus protagonistas se veían casi constreñidos por aquel sistema rígido. Uno de los puntos que resalta en el repaso del partido, en especial el primer tiempo, es la libertad total de la que gozaba Ortega. Por momentos compartía el carril central con Aimar, en otros se tiraba a la izquierda aunque sí por lo general lo hacía desde su banda. Esa movilidad del jujeño le permitía a Zanetti tener más espacio para atacar. 

¿Con qué se encontró Argentina? 

Suecia salió a jugar con un 4-4-2 que por momentos podía volverse un 4-4-1-1. Sin embargo, ese esquema no era ni muchos menos un cerrojo inexpugnable. La distancia entre la línea defensiva (compuesta por Mellberg, Mjalby, Jakobsson y Lucic) y la zona de volantes (Alexanderson, Linderoth, Anderss Svensson y Magnus Svensson, Ljunberg también arrastraba una lesión) era la suficiente como para que Aimar y Ortega pudieran recibir incluso de frente a los centrales. Por otro lado, los delanteros no colaboraban de forma contundente con las tareas de repliegue. 

Muchas opciones que no se convirtieron

Argentina con Bielsa siempre intentó ser protagonista, pero aquella tarde nipona también estaba exigida por el resultado. La búsqueda estuvo y en particular en ese primer tiempo las situaciones claras aparecieron

La maniobra que no falló durante los 90 minutos para generar peligro era simple. Llegada al fondo de Zanetti y desborde para un envío al área. Juan Pablo Sorín contó con cuatro chances de gol: se encontró con un Magnus Hedman sobrio y puntual. Todas las otras variantes albiceleste eran fútiles; si la jugada no iba de derecha a izquierda no generaba peligro, Lucic -el lateral izquierdo- sufrió con el tándem Ortega-Zanetti

El problema venía luego de ese desborde: Batistuta tuvo un partido olvidable. Físicamente lucía apagado; falto de reflejos, perdió toda la tarde con los centrales rivales y cuando se quiso asociar, plano que nunca fue su fuerte, entregó casi siempre mal. Sorín se despegaba de su banda y se mandaba como segundo centrodelantero aprovechando las distracciones que generaba Bati como punta de lanza. Cuando no concretaba Sorín el que gozó de unas cuantas opciones fue Claudio López. El delantero ex Valencia y Lazio definió mal durante toda la jornada. 


Así como Verón había decepcionado frente a Inglaterra, la aparición de Aimar en el once titular le dio algo más de chispa en tres cuartos al equipo de Bielsa aquella jornada. Pero lo que ganaba en desequilibrio (sólo él pareció física y psicológicamente liberado para gambetear) lo perdía en estrategia y conducción. A su vez, Almeyda si bien aportaba quite, no era un tipo con capacidad para ganar metros con pases filtrados. Lo mismo que la ausencia de Ayala ralentizaba mucho más la salida, pese a que Samuel tuvo un encuentro muy sobrio y correcto. 

Del otro lado, el plan de Suecia en el primer tiempo se limitó a evitar las opciones argentinos. No generó nada, literalmente. Ni aproximaciones siquiera. No quería tener la pelota y Larsson no podía tener chances de gol, tampoco Allback. 

Particularidades vistas desde el hoy

Aunque muchos no se hayan enterado, el fútbol cambió muchísimo en los últimos doce años. Cualquier equipo de elite que se precie de serlo -podremos verlo claramente en Brasil en unas semanas- intenta sacar la pelota limpia desde la reanudación del juego a no ser que el rival le obstruya la salida. Acá tanto Suecia como Argentina optaban por bochazos frontales e ir a la captación del rebote como manera de organizar sus ataques

El árbitro de los Emiratos Árabes, Ali Mohamed Bujsain, cortó mucho el juego marcando faltas menores. No le dio ritmo al partido. Por otro lado, expulsó a Claudio Caniggia en la primera parte cuando el delantero le reclamaba desde el banco. 

La insólita expulsión de Caniggia
La pelota y el césped. La Fevernova debe haber sido la peor pelota de la historia de los mundiales (modernos), incluso peor que la Jabulani. Un globo que picaba altísimo. Además, el pasto en Miyagi estaba seco y algo alto, esos dos elementos sumados hacían que la generación de fútbol fuera mucho más espesa. Si bien no eran factores determinantes, sí influyeron en el trámite del partido. 

El segundo tiempo, otra historia

Soderberg, DT sueco, realizó de arranque una variante: afuera Allback -de nulo aporte- y adentro Andreas Andersson, un jugador con mayor movilidad. Además, del otro lado, la presión ante el panorama de una pronta eliminación en puerta aumentó la tensión y eso llevó a mayores imprecisiones. Pases simples errados, mala toma de decisiones y un equipo rival que poco a poco se animaba. Sin embargo, una recuperación rápida tras la reanudación le dio a Argentina una chance de un cuatro contra cuatro. Batistuta definió mal a los 14 segundos del complemento.  

Quedó en el recuerdo colectivo el golazo de Svensson. Más allá de la responsabilidad o no de Cavallero, de la quietud de la barrera y aquellos debates de ese momento, sí hay que remarcar tres cosas. La primera: Svensson había tenido minutos antes un tiro libre que se va muy cerca del palo. La segunda: Almeyda hizo una falta innecesaria por su mal posicionamiento en el repliegue. La tercera: antes de la ejecución de la falta, Bielsa dispone el ingreso de Crespo por Batistuta, así la opción con los dos "9" -que el rosarino descartó de plano pero probó en un amistoso en Amsterdam en el 2000- quedaba imposibilitada de ser llevada a la práctica. 

La confusión y la reacción final

Argentina había sido impotente en ese último tercio del campo, pero encima ahora necesitaba dos goles para pasar de ronda. El gol de Svensson fue mazazo en la nuca del equipo argentino que careció de rebeldía. Además el mal estado físico del equipo (el cuerpo técnico sobreexigió al plantel en los días previos) hacía todo más cuesta arriba, cuando se necesitaba dar un plus, los jugadores albicelestes no tenían con qué. 

El rosarino en pocos minutos se quedó sin cambios por realizar. Verón, que venía de hacer un muy mal partido ante Inglaterra y arrastraba molestias físicas, ingresó por Almeyda para actuar casi de regista desde el centro. Además, Bielsa mandó al campo al Kily González por Sorín, hasta allí el jugador que más opciones de gol había tenido. Con el jugador del Valencia ganaba en remate desde afuera (igualmente probó dos veces de larga distancia y en ambas ocasiones los disparos se estrellaron en defensores escandinavos) y perdía esa llegada al espacio que aportaba Sorín. 

Más allá de algún buen pase de Verón que ingresó con el deseo de asociarse con Aimar y comandar al equipo desde el círculo central, Suecia estuvo muy cómoda en los 10 o 15 minutos posteriores al 1-0. De hecho, contó con dos opciones clarísimas de gol. Las dos fueron generadas por el ingresado Andersson: en la primera desbordó a Chamot, envió el centro y Pochettino le explotó el pecho a Cavallero en una jugada que podría haber sido el 2-0. Minutos más tarde, una galopada del rubio terminó con una doble gambeta a Pochettino y Samuel y las manos de Cavallero y el travesaño evitaron que los de amarillo sentencien la historia. 

Argentina no tenía la reserva ni física ni emocional. Arrestos individuales de Aimar y Ortega se diluían fácil. Zanetti ganaba cuando atacaba por su sector pero el equipo no lo explotó lo suficiente. Crespo fue absorbido por la marca de los centrales suecos y tuvo un aporte casi nulo hasta el postrero empate. 

Sin embargo, en los últimos 15 Argentina echó el resto que tenía. Sin claridad el equipo fue a buscar y desnudó por momentos la fragilidad de su rival que en última instancia se sostenía en la labor de Mjalby y Jakobsson y luego de Hedman, su arquero. Además, Soderberg reemplazó cuando promediaba a Svensson, un problema sin solución cada vez que encaraba desde el medio. Más aún tras la salida de Almeyda. En uno de esos galopes a campo traviesa, el Kily González debió haberse ido expulsado por doble amarilla, pero el peculiar juez árabe entendió que el volante sueco había simulado. 

En ese sprint final argentino Zanetti disparó cruzado abajo y respondió Hedman a falta de diez minutos tras un envío desde la izquierda. Luego un remate de Aimar parecía tener destino de red, el arquero ya estaba vencido pero apareció un defensor para despejar sobre la línea. Argentina iba, de manera ciega, sin frescura alguna. En uno de esos tantos intentos, Ortega amagó por la derecha Lucic hizo una inocentada y fue abajo dentro del área. Mitad falta, mitad simulación del Burrito, lo cierto es que a 4 minutos del final Argentina tenía un penal. Ortega lo erró, pero Crespo la empujo en el rebote. Quedaba un resquicio para el milagro. 

El cierre, Verón y su gesto...Argentina afuera

Los recuerdos muchas veces son caprichosos. Debo asegurar que pensaba antes de visualizar nuevamente el partido que el gesto célebre de Verón pidiendo calma al banco era previo a un tiro de esquina. Pero no, era antes de un tiro libre un minuto después del empate. Ortega había tirado todo el potrero en la cancha y había inventado otra falta sobre un costado.
Cuando Verón levantó la mano y pidió calma ni siquiera estaban todos los argentinos aún en el área. Tampoco era la última acción del partido aunque sí quedaba poco tiempo. El envío al área fue resuelto por la zaga sueca, como casi todos. Minutos después tendría otro córner Argentina, uno de los tantos del juego, y el platense enviaría un centro fenomenal que casi termina en gol, el anticipo ofensivo de Chamot no fue tal por centímetros. 

Lo que pocos recuerden es una acción tras otro envío frontal en la cual Verón recoge un rebote a los 90 minutos. Lejos de volver a meter un pelotazo a la olla, dejó a Ortega solo en el área con un pase magistral. El Burrito, quien alternó buenas y malas todo el partido, terminó diluyéndose entre tanto amague cuando si se perfilaba directamente para el zurdazo tenía una opción clara. 

Finalmente, un remate muy escorado del Piojo López terminó -como todos los que probó el ex Racing- saliendo desviado. Corrían 93 minutos y ahí sí todos cayeron en que Argentina iba a ser eliminada. 

Los llantos corrieron, los televisores se apagaron en la fría madrugada de Buenos Aires. De equipo candidato a eliminado en primera ronda. Un día antes Francia había dejado la competición; el narrador inglés marcaba la diferencia entre el equipo galo que poco había hecho para merecer otra suerte y la selección argentina que había carecido de efectividad en los últimos metros. 

El resto es historia conocida. Argentina tenía su peor desempeño en un Mundial desde '58 (con la salvedad de la no participación en México '70) y lo que había comenzado como una gran ilusión se convirtió en frustración. Ese Argentina-Suecia, un juego para tener mucho más a mano. 

Otros partidos que recordamos:

2 Comentarios..:

  1. Diego recomiendo mucho este video-resumen del partido, es completísimo y la mejor selección de los goles que nos morfamos y cómo merecimos ganar, esa madrugada horrible: https://www.youtube.com/watch?v=VoAd1kEDu94

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