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¿Cómo fue el Francia-Brasil del 2006?

Partido de cuartos de final del Mundial de Alemania 2006, disputado en el estadio Commerzbanck - Arena de Frankfurt ante 48.000 espectadores. El ganador sería rival de Portugal en semifinales, en busca de la final a disputarse en Berlin. Lo recordamos. 



Un cotejo con una historia previa en Mundiales


En Suiza 1954 compartieron grupo junto a Yugoslavia y México, pero el sorteo de enfrentamientos no los emparejó en la primera vuelta. Cada selección disputaba dos encuentros, pese a ser cuatro los participantes en cada zona.

En Suecia 1958 se vieron las caras en semifinales, y aquella maravillosa selección de Pelé, Didí y Vavá entre otros, se impuso por 5-2 a la Francia del máximo artillero en una Copa del Mundo, Just Fontaine (13 goles).

México 1986 los volvió a confrontar en Guadalajara, por cuartos de final. Platini, Bellone, Fernández, Amoros y Stopyra se impusieron por penales tras empate 1-1 en el tiempo reglamentario al elenco de los Sócrates, Alemao, Zico, Branco o Careca.

Edinho y Platini en 1986
La más recordada es, sin duda, la final de Francia 1998. Los dos goles de Zidane y la sentencia de Petit en la goleada (3-0) ante una Brasil que había padecido momentos de susto previo al partido, con la crisis cardíaca de Ronaldo.

Situémonos en aquel 1 de Julio de 2006: por un lado Brasil, que llegaba a esta instancia tras haber eliminado a Ghana (3-0) en octavos de final y ganando el grupo que compartía con Japón (4-1), Australia (2-0 )y Croacia (1-0). Por otro lado, Francia que había sentenciado a España (3-1) en la ronda de 16, y que no había podido ser primera de grupo. En aquella zona, Suiza (0-0) fue líder, los franceses segundos por delante de Corea del Sur (1-1) y la Togo de Adebayor (2-0).

Sector derecho en defensa de Brasil, clave del partido

Fue un partido con muchos detalles. Las salidas vertiginosas tan características de Lucio y su duelo con Henry, las jugadas a balón parado donde unos eran fuertes por alto con Thuram, Vieira o Gallas y otros con la calidad en la ejecución y precisión de Juninho Pernambucano o  Ronaldinho. El boxtoboxismo representado por Vieira y un Makelele posicional que se encargaba de la distribución del juego.

Mientras Brasil dominó el primer cuarto de hora, Gilberto Silva se incrustaba entre los centrales para salir con el esférico cuidado y ubicarse en auxilio en caso de pérdida ya que Cafú y Roberto Carlos se encontraban siempre muy largos y abiertos en banda para buscar la profundidad que nunca encontraron.

Zidane ya recostado sobre la izquierda y Makelele distribuye..
Pero el encuentro cambió de rumbo cuando Zidane encontró un punto débil en el esquema de Parreira: el sector derecho de la defensa. Hasta ese momento había pasado desapercibido, jugando por detrás de Henry e intentándolo habilitar en varias ocasiones pero con pases imprecisos.

Allí se encontraba con la ayuda de Abidal (zona izquierda francesa), y la pasividad de Kaká. Cafú se veía superado una y otra vez y Juninho no encontraba la solución al problema. En aquella parcela se engendraron los movimientos más dignos del aplauso y la emoción de Zinedine, un cúmulo de jugadas para el recuerdo, con sombreros y destellos de magia del oriundo de Marsella. Para colmo de males, Cafú no le ganaba nunca el duelo a Abidal, un ejemplo clarividente es la tarjeta amarilla recibida en una jugada en la que no pudo superar al francés y tuvo que frenarlo de forma ilegal evitando el contraataque.

Mientras Zizou se recreaba y Abidal cumplía de forma sobresaliente, Francia dominaba y llevaba el peso del partido. Brasil se conformaba con tener alguna ocasión al contragolpe con la velocidad de Kaká y la definición de Ronaldo, que estuvo siempre desasistido ya que su nexo (Ronaldinho) fue anulado por la gran labor de la dupla Vieira-Makelele.

El final del primer tiempo nos dejó con una obra de arte del 10 francés, que dejó desarbolada la zaga brasileña y habilitó a Vieira que cabalgó hasta que Juan lo derribó, sufriendo una tarjeta amarilla por la cercanía de Roberto Carlos en la jugada, de hecho sin la presencia del jugador del Real Madrid hubiese sido expulsión por ocasión manifiesta de gol.

El segundo acto arrancó igual que el primero, con dominio brasilero, hasta que Henry tuvo la magnífica idea de hacer más sangre por el sector anteriormente nombrado. Otra vez Francia se hizo cargo del balón y en una subida de Abidal, Cafú cometió infracción sobre Malouda. Ese tiro libre escorado a la izquierda fue ejecutado por Zidane al segundo palo donde apareció Henry, libre de marca por un descanso eterno de Roberto Carlos, el del, en ese entonces, Arsenal fusiló a Dida convirtiendo lo que sería a la postre, el único tanto de aquella eliminatoria.

R. Carlos con las manos en las rodillas, no sigue a Henry...
Brasil mejoró en los últimos 20 minutos, ingresaron Adriano y Robinho en ataque, pero el que creaba peligro era Ronaldinho que fue el mejor de su selección cuando se recostaba en la izquierda de su ataque.

Primero Dida ante Saha y luego Barthez ante un disparo de Ronaldo salvaron sus respectivas vallas en unos minutos finales de infarto. Brasil no encontró la fórmula y Francia era semifinalista.

El plan de sacrificio de Domenech, ejecutado a la perfección por sus pupilos

Si bien la exhibición de Zidane no puede ser planificada por el entrenador, sí puede serlo el plan de trabajo excelso sobre jugadores de tanta calidad como el de aquella selección brasileña.

Raymond formó dos triángulos defensivos en la cancha: en el sector derecho de Barthez, se encargó de unir junto a Sagnol a Vieira (triple tarea ya que se encargaba de auxiliar a Makelele ante Ronaldinho y de propagarse en ataque) y al sacrificado Ribery para las subidas constantes de Roberto Carlos.

Esa figura geométrica funcionó a la perfección, destacando la labor de un Ribery incansable en el ida y vuelta. No obstante, también tuvo tiempo de poner en jaque a sus contrincantes como en la segunda parte cuando quebró a Lucio y casi provocó el gol de Juan en propia meta que hubiese sido el 2-0 con una Brasil desbocada en busca de la igualdad.

El siguiente triángulo (menos sacrificado) fue el que juntó a Abidal con Makelele y Malouda, pero cierto es que éste no sufrió ni necesitó la aplicación constante de la estrategia, por culpa de un Kaká muy estático y un Juninho muy posicional. Solo Cafú lo intentó, fracasando de forma rotunda.


Modificaciones que no cambiaron el rumbo 


Planteamiento inicial de ambos elencos




               


Planteamiento final




           

Tras el gol llegaron las seis modificaciones, en el conjunto francés fueron siempre de recambio por cansancio: Govou x Ribery, Wiltord x Malouda y Saha por Henry. Siempre buscando que no se interrumpa ni descienda el grado de intensidad.

Carlos Alberto Parreira intentó con los cambios, un ataque con muchos hombres, pero que muchas veces se hallaban perdidos y desordenados ya que la acumulación de hombres en una zona no siempre entrega el resultado esperado. Ingresaron Adriano y Robinho por Juninho y Kaká, también Cicinho por un agotado Cafú.

Francia ganó y tras eliminar a Portugal en semifinales por la mínima, caería en la final ante Italia en la lotería de los penales, con el penal exquisito de Zidane y más tarde su triste y recordada expulsión.

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